Chihuahua, Chih.- “Salimos de madrugada porque queríamos cruzar antes de que amaneciera. No es fácil manejar tantas horas, pero cuando uno va de regreso a casa, el cansancio pesa menos”, cuenta María Elena Ríos, mientras acomoda una cobija sobre el asiento trasero de la camioneta donde viajan sus hijos dormidos.
Viene desde Nevada y su destino es Delicias, Chihuahua, donde la esperan sus padres desde hace tres años.
Como ella, cientos de familias comenzaron a llegar al estado, lo que marca el inicio de uno de los periodos más intensos de retorno de paisanos en la temporada decembrina.
Las carreteras se llenaron de vehículos con placas extranjeras y las terminales de autobuses con personas cargadas no solo de maletas, sino de regalos, recuerdos y la expectativa de reencontrarse con los suyos.
“Uno viene con nervios, no voy a mentir”, admite Javier Morales, originario de Meoqui, quien viaja con su esposa desde Utah.
“Allá el ambiente está raro, se siente la tensión. Por eso muchos preferimos venir aunque sea unos días, abrazar a la familia y tomar fuerzas”, comenta.
Este lunes, en las casetas de peaje se observó bastante movimiento. Las filas avanzaban lentamente y, en algunos puntos, los automovilistas aguardaron hasta dos horas para continuar su trayecto. Aun así, el ánimo predominante fue la paciencia.
“Mientras avancemos, no importa”, comentó entre risas Don Ernesto Salcido, quien viaja solo desde Nuevo México para pasar la Navidad con sus hermanos en Cuauhtémoc. “Ya con llegar sano, lo demás se olvida”, aseguró.
Durante el recorrido, personal de auxilio carretero, paramédicos y corporaciones de seguridad mantuvieron presencia en distintos tramos, ofreciendo orientación, revisiones preventivas y apoyo a quienes lo necesitaron. En algunos puntos estratégicos se observaron patrullas y unidades de vigilancia, generando una sensación de acompañamiento para los viajeros.
Para muchos, este regreso no es solo una tradición, sino una necesidad emocional. Rosa y Víctor Hernández, quienes viven en Arizona, explicaron que este año dudaron más de lo habitual antes de salir. “Las noticias allá no ayudan, hay mucho miedo entre la gente”, dijeron. “Pero al final decidimos venir. Nuestros hijos necesitan conocer su tierra”.
A lo largo de las carreteras, se observan camionetas con el techo cargado, cajas amarradas con cuerdas, bicicletas, electrodomésticos y regalos de todo tipo. En las áreas de descanso, familias compartían comida, estiraban las piernas y retomaban el camino.
Autoridades estatales señalaron que el flujo de vehículos continuará incrementándose conforme se acerquen la Nochebuena y la Navidad, ya que muchos paisanos tienen como destino municipios del centro y sur del estado, así como otras entidades del país.
A pocos días de Nochebuena, cientos de personas viajan desde distintos puntos de Estados Unidos hacia Chihuahua, para muchos, el trayecto en autobús no es solo un viaje, es un trayecto lleno de ansiedad y preocupación.
“Siempre me da miedo que me revisen y se queden con algo de lo que traigo para mis hijos”, comenta una pasajera mientras acomoda cuidadosamente cajas de juguetes y ropa en la bodega del autobús. “Son cosas que les compré con todo el esfuerzo, y no es lo mismo que me las quiten”, menciona mientras toma un camión que va a Durango.
Ayer, desde tempranas horas, los autobuses se llenaron de personas que cruzan la frontera con la esperanza de llegar a tiempo para compartir la Navidad con sus familias. Entre maletas, mochilas y bolsas de regalos, los pasajeros hablan de sus planes, de los preparativos y de la emoción de ver de nuevo a sus seres queridos después de meses de ausencia. Sin embargo, la preocupación por las revisiones en la aduana y las pérdidas de regalos siempre está presente.
“Traigo cosas de todo tipo: juguetes, dulces, ropa… y no sabía si me iban a dejar pasar todo”, dice un hombre que viaja desde Texas.
Muchos pasajeros optan por esconder el dinero y parte de lo que llevan entre la ropa o artículos personales para asegurarse de que todo llegue intacto. Otros, simplemente, cruzan con la esperanza de que no tendrán problemas durante la inspección.
Para algunos, el viaje en autobús puede durar más de 12 horas, y el cansancio se mezcla con la ansiedad. Aun así, la mayoría coincide en que valdrá la pena cuando puedan entregar personalmente sus regalos y compartir la cena de Nochebuena.
Las terminales de autobuses de Chihuahua se preparan para recibir a más viajeros, ya que esta semana son las principales celebraciones, es decir Nochebuena y Navidad.
Para quienes cruzan desde Estados Unidos a Chihuahua, cada viaje es una mezcla de nervios y emoción, de miedo y anticipación. Y, sobre todo, es una prueba de que la distancia no disminuye el amor que sienten por sus seres queridos en esta época.


