Tras el atraco al Museo de Louvre, calificado como el "robo del siglo", la Ministra de Cultura de Francia, Rachida Dati, anunció que se instalarán "dispositivos antiintrusos" alrededor del recinto antes de fin de año.
El anuncio se produce tras las fuertes críticas sobre la deficiente seguridad del espacio luego del hurto perpetrado el pasado 19 de octubre.
La Ministra leyó este viernes un informe preliminar sobre los sistemas de seguridad del museo y afirmó que era necesario tomar medidas urgentes para abordar la situación.
"Durante más de 20 años, se ha subestimado de forma crónica el riesgo de intrusión y robo" en el Louvre, declaró en la cadena TF1. "No podemos seguir así".
El informe citaba equipos de seguridad inadecuados y protocolos de respuesta ante intrusiones "completamente obsoletos".
La directora del Louvre, Laurence des Cars, afirmó la semana pasada que las cámaras de seguridad no cubrían adecuadamente el punto de entrada de los ladrones, ya que la única instalada estaba orientada en dirección opuesta al balcón por el que entraron.
Dati afirmó que los sistemas de seguridad internos del museo funcionaron correctamente el día del robo, pero también advirtió de "graves fallos de seguridad" en el exterior del edificio.
Para subsanar algunas de estas deficiencias, se decidió instalar los dispositivos "antiintrusión", afirmó, sin dar mayores detalles sobre sus características.
Y pide Conde devolver joyas
El conde de París, Jean d'Orléans, cuya bisabuela portó la tiara de zafiros robada del Museo del Louvre, suplicó a los ladrones que devuelvan las joyas por el bien del patrimonio de Francia y de su familia.
"Devuélvannos nuestras joyas, aún hay tiempo", dijo D'Orléans, descendiente directo de reyes franceses.
"Es algo personal e íntimo", señaló el conde de 60 años, mientras hojeaba fotografías familiares en las que aparecía su bisabuela, la duquesa de Guisa, luciendo la tiara de zafiros y diamantes de Ceilán en 1931. "Estas joyas se llevaban en ocasiones especiales, eventos familiares, a veces también para crear un retrato específico".
Otra fotografía muestra la tiara que lució por última vez la abuela de D'Orléans, Isabelle d'Orléans-Bragance, en la boda de la princesa Astrid de Bélgica en 1984, antes de que su abuelo la vendiera al Louvre en 1985 por 5 millones de francos.
El atraco, perpetrado a plena luz del día, ha dejado a Francia estupefacta por su audacia y por los fallos de seguridad que permitieron a los ladrones hacerse con tesoros nacionales valorados en más de 100 millones de dólares (más de mil 880 millones de pesos).
Se trata del mayor robo cometido en el Louvre desde el de la Mona Lisa en 1911, que luego fue recuperada.
Los ocho objetos robados datan del siglo 19 y pertenecieron a la realeza francesa. Entre ellos figuraban la tiara, collar y un único pendiente del juego de zafiros que perteneció a las reinas María Amelia y Hortensia.
Una tiara y un broche propiedad de la emperatriz Eugenia, así como un collar y aretes de esmeraldas que Napoleón regaló a la emperatriz María Luisa.
El juego de zafiros, adquirido en 1821 por el rey Luis Felipe para la reina Hortensia, permaneció en la familia D'Orléans durante más de un siglo antes de ser expuesto al público.
El conde equiparó la reacción del público ante el atraco con las expresiones de tristeza tras el incendio de la Catedral de Notre Dame en 2019.
"Es un patrimonio de valor incalculable", dijo. "Tenemos que recuperarlo".
La policía francesa detuvo hasta ahora a siete sospechosos relacionados con el atraco. Dos de ellos fueron imputados por robo y asociación delictuosa.

