En las profundidades del océano viven criaturas extrañas.

Ni siquiera la luz del sol puede penetrar en la oscuridad de las profundidades. La presión del agua es aplastante. Y, sin embargo, la vida se abre paso de algún modo, adaptada a ese mundo singular.

Muchos de los peces que viven en las profundidades son parcialmente luminiscentes para atraer a sus presas. Son omnívoros, y compensan la falta de alimento a esa profundidad con mandíbulas grandes, dientes afilados y avidez de comer casi cualquier cosa.

Es un mundo ajeno al nuestro, con criaturas que son vistas de manera muy inusual por ojos humanos.

Pero ahora, al menos un temible pez de las profundidades hizo una aparición sorpresiva mucho más cerca de la superficie, donde fue avistado y grabado a finales del mes pasado.

Un diablo negro fue avistado cerca de la superficie, a unos 2000 metros de la costa de Tenerife, en las islas Canarias, que forman parte de España, por científicos de Condrik Tenerife, un grupo que usualmente investiga tiburones.

Este pez con “diablo” en su nombre no es un simpático pez millón o un koi. Es negro como las profundidades en las que vive por lo general. Sus dientes parecen cuchillas. Sus ojos sin párpados, que miran fijamente al frente, parecen tener una crueldad sin remordimientos. Su boca, permanentemente abierta, parece, con franqueza, como si quisiera devorarte a ti y a todo lo que quieres en el mundo.

Un aspecto positivo que nadadores nerviosos que planean un viaje a las islas Canarias pueden considerar: el pez solo mide unos quince centímetros. También tiene nombres alternativos menos aterradores: rape abisal o, por su nombre en inglés, pez anzuelo jorobado.

¿Y por qué tiene este tipo de pez un aspecto tan inusual? Las profundidades marinas son “un medio muy distinto de las aguas de la superficie”, dijo Ben Frable, director de la colección de vertebrados marinos del Instituto Scripps de Oceanografía, en el sur de California. “Los organismos que viven allí están adaptados de forma muy singular, y a nosotros nos parecen muy diferentes”.

El cuerpo ultranegro del pez sirve para camuflarse en el océano profundo. “Muchos organismos producen luz: brillan como las luciérnagas”, dijo Frable. “No quieren hacerse publicidad”.

Ante la escasez de alimentos, estos peces no saben cuándo tendrán su próxima comida. “No son grandes nadadores”, dijo Frable. “Se parecen más a una araña en una tela: esperan a que algo venga a ellos”.

“Prácticamente ha evolucionado para ser una cabeza gigante”, dijo sobre el diablo negro.

Condrik Tenerife atribuyó el descubrimiento a la bióloga marina Laia Valor. Declaró al diario español Marca que su equipo había observado al pez por varias horas, pero que el pez, que normalmente vive a una profundidad de entre 200 y 2000 metros, ya estaba herido y no sobrevivió.

“Fue como un sueño hecho realidad”, declaró a National Geographic David Jara Boguñá, fotógrafo del grupo. “Cuando era niño, tenía un libro con algunas criaturas de las profundidades marinas, y me encantaban las ilustraciones. Me parecían una locura. Los animales no parecían reales”.

Frable, quien no participó en el descubrimiento, dijo del hallazgo que “no es asombroso, pero ciertamente es poco común. Es alucinante que pudieran captarlo en una grabación”.

¿Por qué estaba tan lejos de su hábitat natural? ¿Se había perdido, tenía curiosidad o había pasado algo más inquietante?

Los científicos de Condrik Tenerife especularon con la posibilidad de que el vagabundeo del pez se debiera a una enfermedad, a una corriente inusual o a que huyera de algún depredador.

“Podrían estar pasando muchas cosas”, dijo Frable. “El animal podría haber estado en apuros, haber subido a aguas poco profundas accidentalmente o estar siendo perseguido por un depredador”. Dijo que en el video el pez parecía estresado, enfermo o herido.

El lugar donde vive normalmente el rape abisal no está muy bien iluminado, y es muy probable que en aguas poco profundas el pez sea prácticamente ciego.

Sin duda, muchos retrocederán ante el pez aterrador que se ve en el video. Pero Frable hizo una petición.

“Viven en un entorno muy diferente; tendrán un aspecto extraño”, dijo. “Pero no son horripilantes ni espantosos”.

“La gente no los ve tan valiosos como para protegerlos, como a un oso panda”, se lamentó.