Cd. de México.- La artista interdisciplinaria Coco Fusco (Nueva York, 1960) denunció la cobardía en el mundo del arte: los artistas guardan silencio sobre los temas que podrían molestar a coleccionistas y poderosos, en aras de la fama y el dinero.
Apuntó a la falta de crítica respecto al maltrato de los migrantes en las Cortes de Nueva York, donde reside y trabaja, y su deportación a terceros países.
Activa desde finales de la década de 1980, la artista, escritora y activista de ascendencia cubana, ha hecho una crítica al colonialismo y los procesos de racialización, así como las dinámicas del poder y la política a través de sus videos, fotografías, textos y performance. "Estamos viviendo un momento de crisis extrema y yo sí siento que hay mucha cobardía en el mundo del arte, sobre todo en los altos niveles, que hay muchos artistas que simplemente prefieren ser famosos, ser celebridades y ganar dinero", planteó en su conferencia, la tarde del jueves, en la Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
"Estamos viviendo un momento de crisis extrema y yo sí siento que hay mucha cobardía en el mundo del arte, sobre todo en los altos niveles, que hay muchos artistas que simplemente prefieren ser famosos, ser celebridades y ganar dinero".
Coco Fusco
Artista interdisciplinaria
"(Los migrantes) están siendo maltratados y estamos nada más pensando en cuántos libros hemos vendido hoy o si nos invitan al festival de New Yorker", dijo la activista, que desde 2019 realiza trabajo voluntario como intérprete para abogados que trabajan con migrantes.
Aunque cada vez más, admitió, se escuchan voces críticas entre los escritores, no es así en las artes visuales. "Yo no creo que el arte cambie la política, lo que pueden hacer los artistas es crear espacios de reflexión para fomentar ideas y otras perspectivas alternativas", atajó. Inició el proyecto Todos los que viven aquí son neoyorquinos en 2024, antes de la elección presidencial que llevó a Donald Trump de nuevo a la Casa Blanca, debido al discurso contra los migrantes de los republicanos y ante la llegada de aproximadamente 220 mil migrantes a Nueva York, enviados en autobuses por los gobernadores de estados como Florida y Texas. Su objetivo era contrarrestar el discurso xenofóbico y recordar a los neoyorquinos que sus padres y abuelos también fueron inmigrantes, al comparar fotografías que tomó de los recién llegados con aquellas imágenes del fotógrafo Lewis Hine, quien documentó la llegada de inmigrantes a Ellis Island a principios del siglo 20. Este proyecto será parte de la retrospectiva Coco Fusco: Tomorrow, I Will Become an Island, que inaugurará en septiembre en El Museo del Barrio. La primera revisión de su trabajo en los Estados Unidos y será una versión reducida de la exposición antológica que presenta actualmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona. Sus performances y videos se han presentado en la 56 Bienal de Venecia, la Bienal de Sharjah, en Basel Unlimited y tres Bienales de Whitney. Su obra es parte de las colecciones permanentes del MoMA, The Walker Art Center, The Art Institute of Chicago, el Whitney Museum, el Centre Pompidou y el MACBA. Es muy conocida su performance Pareja en la jaula: dos amerindios sin descubrir visitan Occidente (1992-1994), realizada con Guillermo Gómez-Peña como una crítica a la visión colonialista y exotizante de los pueblos indígenas. Ambos artistas encarnaban a dos oriundos de la ficticia isla de Guatinau y como tales eran vistos por el público, tanto en museos de historia natural como de arte, pero también en sitios públicos como plazas y jardines. Las reacciones eran variadas, desde la risa y aplausos hasta quienes creían que los guatinauis eran reales. No sin cierto hartazgo de que su trabajo sea reducido a esa performance, Coco Fusco asume esa carga al haberle dedicado diez años de su vida a narrar su experiencia a los académicos, estudiantes y antropólogos, ante el rechazo del mundo del arte. "Como obra de arte, al inicio fue un desastre", contó. Tanto que después de presentarse en la Bienal de Whitney, en 1993, se les prohibió presentarse en Nueva York durante casi una década. En la conferencia magistral "He aprendido a nadar en seco", título tomado del poema Natación (1957) del cubano Virgilio Piñera, y homónimo de su retrospectiva en el MACBA, presentó algunos de sus proyectos recientes alrededor de Cuba y otros no relacionados con la isla. En El pódcast perdido de Aponte (2025), aúna los dibujos desde la cárcel del artista y preso político Luis Manuel Otero Alcántara con los de José Antonio Aponte, un hombre afrocubano que organizó una revuelta de esclavos en 1812. Sus dibujos fueron destruidos por los oficiales españoles, pero los describió en el interrogatorio previo a su ejecución. Impedida de sacar los dibujos de Otero de la prisión, Coco Fusco grabó sus descripciones en llamadas telefónicas para que otros artistas los recrearan con bolígrafos y paquetes de cigarros, materiales usados por los presos cubanos. Su trabajo con los artistas cubanos y su lucha contra la censura es parte de su práctica artística, incluyendo sus proyectos sobre los casos de los escritores Heberto Padilla, María Elena Cruz Varela, Reinaldo Arenas y Néstor Díaz de Munguía. Realizó tres piezas con los nombres y causas de artistas presos, medioambientalistas asesinados y periodistas muertos alrededor del mundo entre 2023 y 2024 como ejemplo de la degradación de la democracia. O bien, la revista satírica La Sirena, en colaboración con el artista mexicano Pablo Helguera, que aborda las experiencias de sobrevivir en la época MAGA (Make America Great Again).