Los matrimonios se presentaron la semana pasada en un edificio federal en San Diego para las entrevistas para la tarjeta de residente permanente o green card, que creían que asegurarían su futuro juntos en Estados Unidos. Uno de los cónyuges de cada pareja era estadounidense. Stephen Paul llegó con su esposa británica y su bebé de 4 meses. Audrey Hestmark llegó con su marido alemán, días antes de su primer aniversario de boda. Jason Cordero acompañó a su esposa mexicana.

Sería un hito celebratorio, el último paso del proceso para obtener la residencia permanente en Estados Unidos. En lugar de eso, al terminar cada entrevista con un funcionario migratorio, agentes federales se abalanzaron sobre el cónyuge extranjero, lo esposaron y se lo llevaron.

“Tuve que quitar a nuestro bebé de los brazos de mi esposa, que lloraba”, dijo Paul, de 33 años, recordando el momento en que los agentes dijeron que estaban deteniendo a su esposa, Katie.

Katie Paul fue enviada a un centro de detención de migrantes junto con cientos de otras personas atrapadas en la era de la mano dura del gobierno de Donald Trump. Su marido tuvo que solicitar una excedencia en su trabajo en el Departamento del Sheriff del Condado de San Diego para cuidar de su hijo e intentar obtener la liberación.

“Es una locura que separen a nuestra familia”, dijo Paul. “Quienquiera que esté dirigiendo esto ha perdido por completo el contacto con su misión en el país”.

En las últimas semanas, los abogados de migración de varias ciudades han observado un aumento de las detenciones de cónyuges extranjeros de estadounidenses durante las entrevistas en las oficinas de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración.

Solo en San Diego, los abogados de migración de la región calculan que varias decenas de cónyuges nacidos en el extranjero han sido detenidos desde el 12 de noviembre, cuando surgió por primera vez la nueva táctica, según Andrew Nietor, abogado de migración. Expresidente de la división de San Diego de la Asociación Estadounidense de Abogados de Inmigración, Nietor dijo que el cálculo se basaba en las comunicaciones de los miembros sobre sus clientes. El número exacto de cónyuges detenidos no está claro porque muchas parejas asisten a las entrevistas rutinarias sin abogados, quienes alertarían a sus colegas. El gobierno no ha revelado un recuento de tales detenciones.

En todos los casos, los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas informaron a los solicitantes que habían excedido la vigencia de sus visas de turismo o de negocios. Una orden de detención, revisada por The New York Times, afirma que “existe causa probable para creer” que el cónyuge mencionado es “expulsable de Estados Unidos”.

“Las detenciones en las oficinas de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos pueden producirse si se identifica a personas que tienen órdenes de detención pendientes, están sujetas a órdenes de expulsión emitidas por un tribunal o han cometido fraude, delitos u otras infracciones de la ley de migración mientras se encontraban en Estados Unidos”, dijo Matthew Tragesser, portavoz de la agencia, señalando que las detenciones solían ser llevadas a cabo por el ICE.

“En 25 años de ejercicio profesional, nunca había visto nada parecido”, dijo Johanna Keamy, abogada de los Paul.

Una protesta contra las recientes redadas del ICE a lo largo de la Interestatal 5 en San Diego el lunes.

Pero las parejas y sus abogados dijeron que habían seguido los pasos requeridos: habían presentado numerosos documentos y pagado tasas. A los cónyuges extranjeros se les habían tomado las huellas dactilares y habían pasado exámenes médicos. Ninguno tenía antecedentes penales. Ninguno había entrado de manera ilegal al país. Ya se les había concedido autorización de empleo.

“En 25 años de ejercicio profesional, nunca había visto nada parecido”, dijo Johanna Keamy, abogada de los Paul, haciéndose eco de la opinión de otros abogados.

“Lo que hicieron fue exactamente el procedimiento adecuado”, dijo. “¿Y ahora qué harán? ¿Revocar las green cards a millones de personas que siguieron estos mismos pasos?”.

Las visas temporales de los solicitantes de la green card suelen caducar mientras su “ajuste de estatus” se prolonga durante varios meses o más.

Una ley de migración aprobada por el Congreso en 1986 permite que un cónyuge que haya entrado al país de manera legal pueda optar a la green card por matrimonio, aunque la visa de esa persona haya caducado.

“El Congreso no fue ambiguo: estas personas pueden optar por la green card”, dijo Doug Rand, quien fue alto funcionario de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración durante el gobierno de Joe Biden.

Aunque la ley federal no prohíbe que los cónyuges con visas caducadas sean detenidos y sometidos a procedimientos de deportación, en el pasado rara vez han sido detenidos mientras solicitaban la green card.

El gobierno de Trump está llevando a cabo estas detenciones sin haber anunciado ningún cambio de política.

“No ha habido ninguna nueva orden ejecutiva, reglamento o actualización de la política del ICE que haya avisado a estos ciudadanos estadounidenses de que sus cónyuges están en peligro”, dijo Rand.

Aunque Trump ha añadido un gran número de agentes a su campaña de deportación masiva, dentro de su gobierno ha aumentado la frustración por el ritmo de las detenciones y deportaciones.

La reciente oleada de detenciones se produce en medio de una reorganización de la dirección del ICE, incluida la región de San Diego, diseñada para acelerar y hacer avanzar la agenda del presidente.

Normalmente, los cónyuges extranjeros de estadounidenses obtienen la residencia permanente en el país durante la entrevista en persona o poco después.

Audrey Hestmark, de 38 años, y su marido, Thomas Bilger, de 40, se presentaron en la oficina del gobierno en San Diego el 20 de noviembre, con la esperanza de que él tuviera su green card para su primer aniversario de boda, dos días después.

Bilger, ingeniero en robótica, había conocido a Hestmark durante sus viajes de negocios desde Alemania y se había enamorado de ella. Tras salir durante cuatro años, se casaron el 22 de noviembre de 2024.

“Seguimos todo lo que se suponía que debíamos hacer”, dijo Audrey Hestmark. “Y ahora Tom está sufriendo. Todos estamos sufriendo”.

Audrey Hestmark con su esposo, Tom Bilger, el día de su boda en 2024

“Tom estaba muy ilusionado por convertirse en residente en Estados Unidos, tanto que había insistido en celebrar una boda con temática vaquera”, dijo Hestmark, enfermera titulada.

Inmediatamente contrataron a un abogado y reunieron documentos de Alemania y Estados Unidos para respaldar su petición.

En la entrevista, aportaron las pruebas necesarias de que su matrimonio era legítimo: fotos de unas vacaciones en Hawái con los padres de él; contratos de alquiler, extractos bancarios y facturas de servicios públicos a nombre de ambos, y otros documentos.

El agente hizo preguntas rutinarias. Pero la última, según Hestmark, fue si su marido había rebasado alguna vez la duración de su visa. Respondió con la verdad y citó la garantía de su abogado de que no era un problema.

“De repente, nos tendieron una emboscada tres hombres enmascarados, con chalecos antibalas y armados, que dijeron a Tom que tenían una orden de detención contra él, que estaba aquí ilegalmente”, recordó Hestmark.

Los agentes esposaron a su marido, a ella le dieron una tarjeta con un código QR para el sitio web del ICE y se lo llevaron. No volvió a saber de él hasta la mañana siguiente. Ha estado rebotando entre un sótano del centro de San Diego y un centro de detención de migrantes, donde permanece.

“Soy ciudadana estadounidense”, dijo Hestmark. “Tom es el amor de mi vida, quien casualmente nació en Alemania. Nos sentimos como si nos hubieran engañado”.

“Seguimos todo lo que se suponía que debíamos hacer”, añadió. “Y ahora Tom está sufriendo. Todos estamos sufriendo”, incluidos los padres de Bilger, dijo, quienes están muy preocupados por su único hijo.

Algunos ciudadanos estadounidenses han contratado abogados para solicitar la puesta en libertad de sus cónyuges, mediante acciones como el pago de una fianza. Una vez en libertad, los cónyuges extranjeros deben intentar obtener la green card a través de los tribunales de migración, donde los jueces se enfrentan a retrasos de años.

Nietor, el abogado de migración, dijo que la estrategia del gobierno parecía consistir en inducir a las parejas “a renunciar y abandonar sus casos y aceptar la deportación del cónyuge extranjero”.

Jason Cordero, de 26 años, cuya esposa, Ludmila, de nacionalidad mexicana, fue detenida la semana pasada durante su entrevista, dijo que ella había estado sufriendo ansiedad grave y teniendo ataques de pánico en el centro de detención.

“Quiero mucho a esta chica y no quiero dejarla ir”, dijo Jason Cordero, cuya esposa, Ludmila, fue detenida la semana pasada.

Cordero procede de una familia de recursos modestos, dijo, y había estado trabajando en dos empleos para conseguir una situación estable desde que se casaron a principios de año. La pareja había mejorado su situación de vivienda recientemente, al pasar de un estudio a un apartamento de un dormitorio en Oceanside, California, dijo.

“Poco a poco fuimos avanzando”, dijo Cordero, que trabaja para una empresa de distribución de bebidas y para una cadena de comida rápida. Cuando tres agentes del ICE detuvieron a Ludmila Cordero por haber rebasado la duración de su visa, ella empezó a llorar, al igual que el funcionario del Servicio de Ciudadanía e Inmigración que la había estado entrevistando, según Cordero.

Los agentes del ICE ordenaron a su mujer que se quitara las pulseras, los pendientes y el anillo de casada, que metió en su pequeño bolso marrón y entregó a su marido.

“Estaba conmocionado y con el corazón roto”, dijo Cordero. “Intentamos ser respetuosos por todo lo relacionado con la migración que habíamos estado viendo en las noticias”.

Cordero dijo que le había dado un beso de despedida a su esposa y había intentado calmarla, y que luego había ido a buscar a un abogado, quien ha presentado una moción solicitando una audiencia sobre la fianza. Dijo que estaba dispuesto a gastar sus ahorros en pagar, fueran cuales fueran los costos legales, para liberar a su esposa y volver a solicitar la green card.

“Quiero mucho a esta chica y no quiero dejarla ir”, dijo.

Katie y Stephen Paul se conocieron en una plataforma de juegos hace más de dos años. Su amistad floreció hasta convertirse en un romance y ella visitó a Paul varias veces en virtud del programa de exención de visa para ciudadanos británicos, que permite estancias de hasta tres meses cada vez. Acompañó a la familia de Paul en un viaje a Japón, y la pareja se casó el pasado octubre. Dos días después, descubrieron que estaba embarazada de Alan, quien ahora tiene 4 meses.

Stephen Paul tuvo que solicitar una excedencia en su trabajo en el Departamento del Sheriff del Condado de San Diego para cuidar de su hijo mientras su esposa estaba detenida por el ICE.
Stephen y Katie Paul el día de su boda en La Jolla, California, en 2024.

Stephen y Katie Paul el día de su boda en La Jolla, California, en 2024.

Presentaron su solicitud de green card en julio.

Según dijo, su entrevista de la semana pasada transcurrió sin problemas hasta que entraron tres agentes del ICE y les informaron que Katie, quien llevaba a su bebé en brazos, estaba detenida.

Su abogada, Keamy, que participaba por teléfono, protestó, diciendo que eso nunca había ocurrido.

“Me quedé completamente estupefacta”, dijo. “Me quedé paralizada”.

Paul dijo que los agentes le habían dicho que no estaban de acuerdo con la directiva de detener a Katie, pero que tenían que seguir órdenes.

“Están haciendo que detengan a todo el que pueden”, dijo Paul. “Esto no está bien”.

Después de que Paul se enteró por su esposa de que las autoridades amenazaban con expulsarla sin una audiencia, su abogada presentó una demanda ante el tribunal federal de San Diego para detener su expulsión y conseguir su puesta en libertad.

En respuesta, el gobierno aprobó el martes la green card de Katie Paul y la puso en libertad.