Washington.- Estados Unidos no enviará a ningún alto funcionario a la COP30, la cumbre climática que se celebrará a partir del 10 de noviembre en Brasil, informó este sábado la Casa Blanca, mientras el Presidente Donald Trump apunta a impulsar la industria de los combustibles fósiles.

Trump, quien se retiró del acuerdo climático de París por segunda vez tras su regreso a la Casa Blanca en enero, no tenía previsto asistir a la cumbre de líderes previa a la conferencia anual de la ONU sobre el clima en Belém.

Pero ahora parece que tampoco enviará a ningún negociador de alto nivel a las conversaciones, que se celebrarán del 10 al 21 de noviembre.

"Estados Unidos no enviará a ningún representante de alto nivel a la COP30", declaró un funcionario de la Casa Blanca bajo condición de anonimato.

"El Presidente está dialogando directamente con líderes de todo el mundo sobre temas energéticos, como se puede apreciar en los históricos acuerdos comerciales y de paz, que tienen un foco significativo en las alianzas energéticas".

Brasil anunció el viernes que menos de 60 dirigentes mundiales confirmaron su asistencia a la cumbre de líderes del 6 y 7 de noviembre, que este año se celebrará por separado para descomprimir la demanda de alojamiento.

Los líderes de Francia, Alemania, Reino Unido, Países Bajos, Noruega, Colombia, Chile, Cabo Verde y Liberia asistirán, según confirmaron sus gobiernos a la AFP.

China anunció que el viceprimer ministro Ding Xuexiang representará al Presidente Xi Jinping.

En los últimos meses, Trump ha estado ejerciendo su influencia para impulsar los combustibles fósiles a nivel mundial.

Esto incluye, por ejemplo, amenazar a los países con represalias si aceptan un sistema de fijación de precios del carbono por la Organización Marítima Internacional de la ONU.

Los defensores del clima temen que el gobierno estadounidense intente retirarse de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el tratado que sustenta el Acuerdo de París.

Hacerlo podría impedir que futuros gobiernos estadounidenses se reincorporen al acuerdo, pero no está claro si el gobierno tiene autoridad legal para anular un tratado ratificado por el Senado.