La migración irregular de personas es uno de los factores que ha contribuido al cierre de la frontera norte para la exportación de ganado, al detectarse casos de infección humana por el Gusano Barrenador del Ganado (GBG), señaló el especialista Javier Rolando Reyna Granados durante la mesa de Vigilancia Epidemiológica de la 33 Reunión Nacional de la CONASA.
Explicó que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos confirmó el primer caso de un migrante procedente de El Salvador, quien llegó a Maryland y posteriormente viajó a Nueva York, donde fue diagnosticado con la infestación causada por la larva del *Cochliomyia hominivorax*, conocida como gusano barrenador.
“Definitivamente la migración humana tiene relación con la situación actual del GBG en México”, afirmó. “Ya se presentó un caso reportado por la CDC en agosto, en una persona que viajó desde Centroamérica. Afortunadamente no hubo dispersión ni se detectaron otros casos, pero esto confirma el riesgo de transmisión a través del movimiento humano no controlado”, detalló.
El experto advirtió que la reintroducción del parásito, que afecta tanto a animales como a personas, podría tener consecuencias graves si no se fortalecen los mecanismos de vigilancia sanitaria en las rutas migratorias, especialmente en los puntos de tránsito irregular donde no se aplican medidas de control zoosanitario.
Reyna Granados explicó que el gusano barrenador puede instalarse en heridas abiertas y causar miasis, una enfermedad que destruye tejido vivo. En el caso de animales de producción, su impacto es devastador, pues provoca pérdidas millonarias y la suspensión de exportaciones, al representar un riesgo sanitario para los países importadores.
El especialista señaló que la movilidad humana desde Centroamérica, donde persisten focos activos del parásito, representa una vía potencial de introducción al territorio mexicano y estadounidense. Recordó que el brote actual de GBG en México, detectado hace más de un año en zonas del sur y sureste, mantiene cerradas las exportaciones de ganado hacia Estados Unidos, con graves afectaciones económicas para el sector pecuario nacional.
“Se trata de un problema complejo que no se limita al ganado, sino que involucra la salud pública y la movilidad humana. Si una persona llega infectada y no se detecta a tiempo, puede haber riesgo de diseminación, sobre todo en zonas rurales donde hay contacto con animales”, subrayó.
Finalmente, el especialista insistió en que el control del GBG requerirá una estrecha coordinación entre los servicios veterinarios, las autoridades sanitarias y migratorias, para evitar que la movilidad humana siga siendo un factor de riesgo en la dispersión del parásito en el continente.
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