Pese a la entrada de la temporada invernal, los casos de rickettsiosis continúan en aumento en Chihuahua. El más reciente reporte de la Secretaría de Salud indica que hasta el 10 de noviembre se han confirmado 102 contagios y 48 defunciones, lo que representa un incremento del 15.9 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior, cuando se contabilizaban 88 casos y 46 muertes.
La capital encabeza la lista con 53 contagios, seguida por Ciudad Juárez con 38, Meoqui con 7, Delicias con 3 y Ascensión con uno. En cuanto a las defunciones, 29 corresponden al municipio de Chihuahua, 15 a Juárez, y dos tanto a Delicias como a Meoqui. En la mayoría de los casos, los fallecimientos se registraron en hospitales de la Secretaría de Salud (32), seguidos por el IMSS (13) y el sector privado (3).
Los grupos de edad más afectados son los menores de entre 5 y 14 años, con 38 casos, y los adultos de 25 a 44 años, con 21. Sin embargo, la enfermedad también ha cobrado víctimas entre los más pequeños: 13 contagios se registran en niños de 1 a 4 años, y 12 en jóvenes de 15 a 24. El rango de 45 a 64 años acumula 16, mientras que las personas mayores de 65 suman dos.
El infectólogo pediatra Moisés Ramírez López, especialista en enfermedades infecciosas del Hospital Infantil de Especialidades, advierte que el problema de la rickettsiosis no es nuevo, pero sigue siendo uno de los retos más graves para la salud pública en el norte del país. “El número uno de los problemas de la rickettsia es la detección. Si se hace diagnóstico y tratamiento oportuno, la mortalidad debe ser prácticamente cero. Pero como los síntomas al inicio son muy ambiguos, el paciente llega tarde”, explicó.
Los primeros signos —fiebre, dolor de cabeza, dolor abdominal y malestar general— suelen confundirse con otras enfermedades como el dengue o el sarampión. “El exantema, que es cuando aparecen las manchas en la piel, llega después, cuando la infección ya ha avanzado. Y ahí es cuando muchas veces ya es tarde”, agregó el especialista.
Ramírez López señaló que Chihuahua, junto con Sonora, Nuevo León y Coahuila, forma parte de una franja endémica donde las garrapatas se adaptaron al clima y se convirtieron en vectores permanentes. “Es un problema que llegó para quedarse. Desde 2015 comenzó el incremento acelerado de casos y, aunque se ha avanzado en la sensibilización médica, todavía hay personas que no reconocen que vivimos en un estado endémico”.
El médico explicó que el tratamiento base es la doxiciclina, un antibiótico que puede salvar la vida si se administra dentro de los primeros cinco días de la infección. “Si antes de este tiempo se inicia el tratamiento, la mortalidad es cero. Pero si ya pasaron más de cinco días sin recibirlo, la letalidad se acerca al 100 por ciento”, advirtió.
Uno de los obstáculos, dijo, es la falta de presentación intravenosa del medicamento en México. “La doxiciclina oral se consigue y es económica, pero cuando el paciente llega en estado séptico, con complicaciones graves, necesitamos la forma intravenosa, y esa ya no se produce en el país. En algunos casos hemos recibido donaciones, pero no es una solución sostenible”.
El especialista relató que en el hospital ha visto todo tipo de casos: desde personas que llegan a tiempo, hasta pacientes que pierden extremidades por necrosis, o que mueren a causa del daño vascular. “Rickettsia destruye los vasos sanguíneos. Primero los de pequeño calibre, luego los mayores. Cuando la irrigación se interrumpe, los tejidos mueren. Hemos visto pacientes que pierden dedos, manos o pies. Es devastador”.
Además de la rickettsia, el médico mencionó la coinfección con erlichia, otra bacteria transmitida por garrapatas, detectada en estudios realizados en Chihuahua. “Eso agrava el panorama. Nuestro problema no es solo una bacteria, sino varias. Y mientras sigan las garrapatas en el entorno urbano, el riesgo seguirá siendo alto”.
El infectólogo enfatizó la necesidad de fortalecer la educación médica y la prevención comunitaria. “Aunque ha mejorado la sensibilización, muchos médicos generales aún no lo sospechan a tiempo. Si no lo piensas, no lo diagnosticas. Hay que preguntar al paciente si donde vive hay garrapatas. Esa simple pregunta puede salvar una vida”.
Las recomendaciones, señaló, deben reforzarse todo el año: controlar las garrapatas en mascotas, mantener la limpieza en patios, fumigar y evitar el contacto con animales infestados. “No todas las garrapatas están infectadas, pero no podemos distinguir a simple vista cuál sí y cuál no. Por eso la prevención sigue siendo la clave”.
Sobre la respuesta institucional, Ramírez López consideró que las campañas no deben esperar a los brotes. “No hay que culpar solo a las autoridades. La información está disponible desde hace años. Ya no es una excusa. La responsabilidad también es de la comunidad. Todos debemos asumirla”.
Pese a la gravedad del panorama, el especialista reconoció un avance: “Hoy tenemos más casos, pero menos muertes. Eso significa que estamos pensando más en rickettsia, que los médicos están actuando más rápido. No podemos cantar victoria, pero sí es un paso en la dirección correcta”.
Aun así, la cifra de 48 muertes en lo que va del año muestra que la enfermedad continúa siendo una amenaza latente en Chihuahua, donde la presencia constante de garrapatas mantiene viva una epidemia silenciosa que cada año cobra decenas de vidas evitables incluso cuando comienza el frío.
icarrillo@diarioch.com.mx
