Con orgullo de sus raíces rarámuri y convencido de que la música puede ser un puente hacia la paz interior, el pianista Romeyno Gutiérrez Luna participará en la ‘III Cumbre Mundial por la Paz’, que se celebrará los días martes 16 y miércoles 17 de septiembre en Costa Rica, bajo el lema “Sin salud mental no hay paz”.

Este encuentro internacional reunirá a líderes, activistas, especialistas y artistas de todo el mundo para reflexionar sobre la importancia de la salud mental como un derecho humano y como base para construir sociedades pacíficas. Durante las jornadas se buscará generar acciones concretas que integren el bienestar emocional en las políticas públicas y en los procesos de reconciliación social a nivel global.

En la inauguración de la Cumbre, Romeyno ofrecerá un concierto único con el que pretende llevar un mensaje de esperanza y sanación a través del arte.

“Es una gran oportunidad, una experiencia única, e ir sumando otro país más como parte de mi trayectoria artística. Con Costa Rica ya serían 11 países en los que he tenido el honor de presentarme, además de que también estaré viajando a Colombia”, dijo Romeyno en entrevista para El Diario.

De la Sierra Tarahumara al mundo

Nacido en Retosachi, municipio de Batopilas, Romeyno es el mayor de diez hermanos y el único pianista rarámuri en el mundo. Desde pequeño creció rodeado de música: escuchaba a su padre tocar el violín al amanecer y observaba a su madre tejer wares.

Su vida cambió con la llegada del pianista Romayne Wheeler a la Sierra, quien se hizo gran amigo de su familia y lo convirtió en su ahijado. Desde los cinco años comenzó a tocar el piano, y aunque al inicio no alcanzaba los pedales, su pasión lo llevó a formarse en Guachochi, Michoacán y más tarde en el Conservatorio de Música de Chihuahua.

Hoy, tras más de 19 años de trayectoria, ha conquistado escenarios en Europa, Estados Unidos y América Latina, y continúa llevando con orgullo la cultura rarámuri a cada presentación.

La música como alimento del alma

Para el pianista, la conexión entre arte y bienestar es fundamental.

“La música es el alimento del alma; sin música, la vida sería un error”, asegura convencido.

En su recital para la Cumbre buscará transmitir lo bello de la vida y conectar a cada persona con su paz interior, enviando un mensaje de esperanza y sanación.

“El piano es parte importante de esta conexión con el mundo exterior; gracias a este instrumento puedo llevar la música rarámuri de una manera más compleja y concertante. Así muestro la riqueza de mi comunidad y hago entender que la música, sea de donde sea, se puede compartir”, afirmó.

También espera contagiar la alegría de su pueblo. “Como ya lo he hecho en otros países, quiero transmitir felicidad, porque la música de mi comunidad es muy alegre y festiva”.

El arte para sanar y resistir

En un mundo marcado por conflictos y crisis, Romeyno reconoce el papel vital de la música. “Siempre digo: sin música no hay fiesta y sin fiesta no hay música. Sin eso, la vida sería un error”.

A nivel personal, confiesa que el piano ha sido su refugio emocional. “Mi instrumento es como mi mejor amigo, parte de mi cuerpo. Cuando me siento cansado, estresado o triste, agarro el piano y empiezo a sacar todo lo que me hace mal. A mí me ha funcionado”, indicó.

Su agenda internacional no se detiene. En septiembre se presentará en Michoacán, Costa Rica y Colombia, y más adelante en escenarios de Denver, El Paso, Torreón y Pachuca.