Llámalo la reivindicación de Stitch.
Durante 23 años, el revoltoso agente azul del caos vivió como un ciudadano de segunda clase en Disney. La película de animación Lilo y Stitch, estrenada en 2002, se hizo casi en secreto, en parte porque el personaje y el estilo artístico no encajaban en el molde de Disney. Un póster de la película mostraba a personajes clásicos de Disney como Pinocho, Jazmín y Bella, que retrocedían horrorizados ante Stitch.
La venta de entradas fue regular. Stitch tuvo un par de secuelas que se fueron directo a video y un dibujo animado para la televisión en la década de 2000. En 2004 se inauguró una modesta atracción en Disney World, que cerró en 2018, dejando que el personaje de dientes irregulares siguiera correteando como producto de consumo.
¿Y ahora? Casi de la noche a la mañana, Stitch se ha convertido en uno de los mayores éxitos cinematográficos inesperados de los últimos años, no solo en Disney, sino en todo Hollywood.
El remake de acción real de Disney de Lilo y Stitch —realizado por 100 millones de dólares y planeado inicialmente como un estreno que iría directamente a streaming— ha recaudado 610 millones de dólares en todo el mundo tras solo 10 días en los cines. Los analistas de taquilla dijeron el sábado que la película, clasificada PG (es decir, que se recomienda supervisión de los padres) y cuya comercialización costó al menos 75 millones de dólares, debería vender unos 950 millones de dólares en entradas al final de su paso por los cines. Dependiendo de la acogida que tenga Lilo y Stitch en Japón, donde se estrena el viernes, podría incluso llegar a los 1000 millones de dólares.
Eso significa que Disney, que se reparte la venta de entradas con los cines, obtendrá 300 millones de dólares o más de ganancia solo con la taquilla.
La asombrosa recaudación valida aún más el giro de 180 grados que Disney dio en 2023, poco después de que Robert A. Iger saliera de su retiro para retomar el timón de Disney. Redujo los originales para streaming o emisión en continuo y volvió a priorizar los estrenos en salas. En noviembre, Moana 2, montada a partir de lo que se había planeado como un programa de televisión de Disney+, recaudó 1100 millones de dólares en los cines. Lilo y Stitch se redirigió de forma similar.
“Ir a los cines, conseguir esa huella en todo el mundo, lo eleva todo: el streaming, los productos de consumo, los parques temáticos”, dijo Alan Bergman, copresidente de Disney Entertainment, por teléfono el viernes. “Es más difícil hacerlo cuando empiezas en un servicio”.
Hace nueve meses, cuando Disney programó el estreno de Lilo y Stitch en los cines para el fin de semana del Día de los Caídos, Bergman se mostró cautelosamente optimista sobre sus posibilidades. Incluso sin nuevos contenidos, el grupo de productos de consumo de Disney había conseguido aumentar las ventas de productos de Stitch a 2600 millones de dólares en 2024, frente a los 200 millones de 2019. Los adultos jóvenes sentían una clara nostalgia por los productos.
Quizá la alegre Lilo y Stitch pueda tener éxito como contraprogramación de la seria Misión imposible: sentencia final de Tom Cruise, también programada para el fin de semana del Día de los Caídos. Tal vez —tal vez— Stitch podría incluso vencer a Cruise. Un resultado así, aunque improbable, sería una bonita venganza; Sentencia previa de Cruise superó a la película original de Lilo y Stitch cuando se estrenaron el mismo fin de semana en 2002.
Al final, el enfrentamiento ni siquiera estuvo reñido. Lilo y Stitch recaudó 183 millones de dólares durante el fin de semana festivo en Estados Unidos y Canadá. Misión imposible, cuya realización costó 400 millones de dólares sin incluir la mercadotecnia, recaudó 79 millones.
“Disney hizo todo bien con esto”, dijo Kevin Goetz, director ejecutivo de la empresa de investigación cinematográfica Screen Engine/ASI. “Han hecho una película que le encanta a la gente. La han hecho al precio justo. Eligieron una fecha de estreno perfecta. La mercadotecnia, la publicidad y las campañas de redes sociales. Podría seguir y seguir”.
Disney lo celebró la semana pasada con un brindis con champán en su oficina central de Burbank, California. El despacho de Bergman estaba decorado con globos de Stitch. David Greenbaum, presidente de Disney Live Action, se puso un lei o guirnalda hawaiana azul.
A Lilo y Stitch le fue tan bien que sirvió para refutar a Ted Sarandos, el jefe de Netflix, quien recientemente calificó las películas en salas de cine como un concepto “anticuado”. Respecto a la taquilla, entonces en dificultades —la costosa Blancanieves de Disney acababa de fracasar—, Sarandos dijo: “¿Qué dice eso? ¿Qué intenta decirnos el consumidor? Que les gustaría ver las películas en casa, gracias”.
En todo Hollywood, los productores de cine y los ejecutivos de los estudios empezaron a hacer cálculos aproximados de la ganancia de Lilo y Stitch.
En los últimos 15 años, solo tres películas de acción real que costaron 100 millones de dólares o menos, sin contar la mercadotecnia, han alcanzado los 950 millones de dólares en ventas de entradas, según IMDBpro, una base de datos de la industria cinematográfica. Estas son Oppenheimer (Universal Pictures), Joker (Warner Bros.) y Jumanji: En la selva (Sony Pictures Entertainment).
Todas esas películas, sin embargo, se construyeron de forma que redujeron la ganancia que fluyó a los creadores de sus estudios. Christopher Nolan, quien escribió, dirigió y produjo Oppenheimer, recibió una parte de las ventas de entradas, por ejemplo. Warner Bros. compensó el riesgo de Joker con un socio financiero, Village Roadshow, que recibió una parte de las ganancias.
Con Lilo y Stitch, Disney no tiene que pagar primas al cineasta ni al elenco. Tampoco tiene que pagar a un socio financiero.
Además de la venta de entradas, los analistas esperan que Lilo y Stitch obtenga decenas de millones de dólares de ganancias con la renta y la venta digital (lo que se conoce como video bajo demanda premium). Aunque es difícil de cuantificar, Lilo y Stitch creará valor para Disney+ al ayudar con las suscripciones y las ventas de publicidad.
Los analistas calculan que las ventas de productos de consumo relacionados añadirán hasta 400 millones de dólares de ganancias anuales.
Y no olvides las inevitables secuelas.
“Desde luego, hay mucho margen para contar más historias”, dijo Bergman.
La nueva Lilo y Stitch se puso en marcha en 2018, cuando un equipo de productores se dirigió a Disney con la idea. En aquel momento, Disney estaba centrada en convertir clásicos animados como La Sirenita y Aladino en películas de acción real.
“La respuesta fue: ‘Oh, sí, Stitch, nadie ha preguntado por este título’”, dijo Jonathan Eirich, uno de los productores. (Otro productor de Lilo y Stitch, Dan Lin, se convirtió en jefe de películas de Netflix en abril de 2024).
La película tuvo sus problemas a medida que avanzaba. (Particularmente, las huelgas de escritores y actores de 2023 retrasaron la producción). No fue hasta febrero de este año, dijo Eirich, cuando Lilo y Stitch empezó a parecer un posible éxito de taquilla.
El punto de inflexión fue un truco publicitario en el Super Bowl, orquestado por el equipo de mercadotecnia de Disney, en el que Stitch parecía irrumpir en el campo poco después del lanzamiento de la moneda y eludía su captura por parte del personal del estadio. En los meses siguientes, Disney siguió comercializando la película haciendo énfasis en la picardía de Stitch; saltaba de cubos de palomitas y aparecía en centros comerciales conduciendo un coche rosa con la matrícula “2 FAST” (“demasiado rápido”, en español).
Como el día del estreno la afluencia a los cines fue mayor de lo esperado, Disney aumentó sus estimaciones internas para la recaudación del fin de semana. Eirich dijo que había pedido al estudio que no filtrara los nuevos cálculos a la comunidad de Hollywood.
“¡No lo arruinen! No publiquen las estimaciones más altas”, dijo que había dicho a Disney. “No quería titulares que dijeran que nos habíamos quedado cortos”.
No tuvo que preocuparse.