Ciudad de México.- Algunos de los mayores yacimientos de cobre del mundo -necesario para todo, desde aires acondicionados hasta vehículos eléctricos- permanecen sin explotar bajo Argentina, un País que las empresas mineras consideraban inaccesible debido a su burocracia y su inestabilidad económica.

Eso está a punto de cambiar rápidamente.

Impulsado por su victoria en las cruciales elecciones legislativas de medio término del mes pasado, el Javier Milei, el Presidente libertario argentino, ahora intenta convertir a un país conocido principalmente por su vino Malbec y su carne en una potencia de la pujante industria mundial del cobre.

Tras recibir elogios del Presidente Trump por reducir el tamaño de su Gobierno, el mandatario argentino apuesta a que la minería ayudará a diversificar la economía de su país, basada principalmente en la agricultura, creará miles de empleos nuevos y generará los tan necesarios ingresos en dólares. Milei suele comparar el potencial cuprífero de su país con el del vecino Chile, el mayor productor mundial de este metal.

"Argentina no exporta ni un solo gramo de cobre, mientras que Chile, que comparte la misma cordillera con nosotros, exporta 20 mil millones de dólares al año", dijo Milei el jueves en un foro empresarial en Miami. El viernes también se reunió con mineros y otros inversionistas extranjeros en Nueva York.

"Vamos a tener dólares a raudales".

Desde que asumió el poder hace dos años, el Presidente argentino ha reescrito las reglas de inversión para atraer a empresas mineras y capitalizar el auge en la demanda de cobre, un componente esencial para los vehículos eléctricos y demás equipo que utiliza tecnologías sostenibles. Ahora, Milei necesita atraer inversiones privadas para reactivar la economía tras implementar drásticos recortes al gasto público, como la eliminación de subsidios y el cierre de Ministerios. La severa austeridad redujo la inflación de tres dígitos, pero incrementó el desempleo debido al cierre de fábricas.

Glencore, BHP Group y First Quantum figuran entre las empresas que desarrollan ocho proyectos que requieren unos 26 mil millones de dólares en inversión nueva, dijo Nicolás Muñoz, experto en minería en la consultora CRU Group. Cuatro de los 12 proyectos de cobre de nueva construcción más grandes del mundo se ubican en Argentina, reporta la consultora Benchmark Minerals.

Se prevé que estos proyectos produzcan más de un millón de toneladas de cobre al año para el 2035, lo que convertirá a Argentina en uno de los cinco principales productores mundiales y en una de las fuentes de suministro de mayor crecimiento a nivel global. Se prevé que la primera mina comience a producir dentro de unos tres años, lo que el Gobierno argentino espera marcará el inicio de un viejo anhelo: rivalizar algún día con la producción de cobre de Chile. Chile produjo más de 5 millones de toneladas el año pasado.

Junto con el petróleo y el gas, la minería es una de las pocas fuentes de inversión extranjera que el Gobierno de Milei ha logrado atraer hasta ahora.

Su Administración ve en el cobre una vía para diversificar las exportaciones argentinas, que dependen de la soya, la carne de res y el vino. También podría ayudar a abordar la escasez de dólares.

"Ahora soplan vientos favorables para el desarrollo de estas grandes inversiones", afirmó Carolina Sánchez, ex Secretaria de Minería. De tener éxito, representaría un cambio significativo en el rumbo del país.

Milei ha creado incentivos para atraer inversiones mediante el programa RIGI. Este programa flexibiliza los controles cambiarios para las empresas y les brinda estabilidad fiscal por 30 años, además de reducir la tasa impositiva sobre la renta corporativa. Ofrece beneficios legales, como la posibilidad de someter disputas a arbitraje en tribunales internacionales independientes.

"Es indispensable", dijo Michael Meding, gerente general de McEwen Copper, empresa que planea iniciar la construcción el próximo año en un yacimiento de cobre de 3.2 mil millones de dólares descubierto hace casi 30 años. "Se necesitan incentivos especiales para recuperar la confianza perdida en Argentina".

Meding sostuvo una reunión de una hora el año pasado con Milei en la Casa Rosada, el palacio Presidencial. Meding indicó que el mandatario argentino le explicó cómo la minería podría convertirse en un nuevo motor económico.

"Veo una estrategia clara para el desarrollo del sector minero en Argentina", afirmó Meding.

Indudablemente, el cobre por sí solo no resolverá los profundos problemas económicos de Argentina, afirman los economistas. Y es poco probable que alguna vez reemplace las fábricas con alta demanda de mano de obra en Buenos Aires y otras ciudades que se han visto golpeadas por la austeridad de Milei.

"Sería de gran ayuda acumular divisas, lo cual representa una ventaja considerable para Argentina", señaló Benjamin Gedan, experto en Argentina y director del programa para América Latina del Centro Stimson. "Pero nunca generará suficiente empleo ni creará suficientes vínculos en la economía como para ser transformador".

La construcción de nuevas minas en Argentina enfrenta retos. Las empresas mineras carecen de carreteras, electricidad y vías férreas para transportar el cobre desde los remotos Andes. Argentina carece de mineros experimentados en comparación con Chile y Perú, otra potencia cuprífera. Y el financiamiento de proyectos multimillonarios sigue siendo costoso por su categoría de País de elevado riesgo.

Una ley que prohíbe la minería en o cerca de los aproximadamente 16 mil glaciares de Argentina aún podría frustrar muchos proyectos. Sin embargo, el Gobierno debería poder modificar la ley después de que el partido de Milei duplicara con creces su representación en el Congreso, dijo Carlos Saravia Frías, abogado bonaerense especializado en minería.

"Esto definitivamente debe resolverse", afirmó. "Es un prerrequisito para todos los proyectos de cobre".

Y mientras los gobiernos provinciales apoyan la minería, no todas las comunidades lo hacen. Saúl Zeballos recuerda cuando en el 2015 se derramó cianuro y mercurio provenientes de una mina de oro propiedad de la canadiense Barrick Gold a un río cerca de su pueblo, Jachal. Hoy, a Zeballos le preocupa que las nuevas minas de cobre consuman el agua que utilizan el pueblo y los agricultores.

Otros argentinos apoyan la creación de una nueva industria minera, incluyendo algunos vitivinicultores que antes se oponían a la minería por su preocupación por el impacto en sus recursos hídricos.

El gobernador de la provincia de Mendoza, centro de la industria vitivinícola argentina, afirma que desea que el Malbec, vino insignia del país, coexista con el cobre.

Escribe a Ryan Dubé a ryan.dube@wsj.com

Traducida del inglés por Grupo Reforma