Madrid, España.- El choque de Max Verstappen contra George Russell en el GP de España que le costó penalizaciones en tiempo y la superlicencia del neerlandés no se ha superado por completo en Red Bull.
Christian Horner, director de la escudería de las bebidas energizantes, sigue con dudas sobre el trabajo de los controladores de pista a quienes, dice, se les consultó el proceder del equipo tras la colisión y no obtuvo respuesta.
Tras el incidente, el sistema de señalización informó entonces que Verstappen estaba bajo investigación y su equipo le ordenó volver a posición determinación que "alimentó" la frustración del tetracampeón de la F1. "Pidieron orientación a la FIA, al árbitro, y esencialmente no se obtuvo respuesta alguna. Se vio que había sido reportado. A toda vista vendría una penalización así que se le dio la instrucción (a Max) de volver", dijo Horner, según el portal lat.motorsport.com."Creo que lo que sería genial es que si el director de carrera en esa situación asume la responsabilidad y dice 'sigue compitiendo' o también 'tomaste ventaja y tienes que renunciar a ella' pues eso da la posibilidad al equipo de elegir. Pero, tratar de adivinar lo que los comisarios pueden o no pensar es muy difícil".
En contraste, Jonathan Wheatley, ex director deportivo de Red Bull y actualmente en Sauber con ese cargo, justificó de alguna manera el trabajo de los comisarios y en general el personal de los Grandes Premios encargados de la supervisión de la carrera y la comunicación con los pilotos. "Los equipos tienen la opción de leer las situaciones y hacerlo ellos mismos (decidir)", sentenció Wheatley. "Me he puesto en su papel y no es siempre el único incidente en el que tienen que estar atentos, a veces hay muchos, sobre todo después de una primera vuelta. Desconozco los detalles de los que Christian habla. Pero he pasado mucho tiempo tratando de entender las presiones en el control de carrera y si voy a obtener una respuesta o no", apuntó.